Estoy seguro de que los perdió hace mucho tiempo,
quizá nunca los encuentre.
A nadie mira,
ni siquiera a la mujer rubia, de sorprendentes labios, como de goma,
ni a los bellos,
que se consumen en las delicias junto al freno de emergencia.
Observo el rostro doliente. No es de este mundo,
quizá pertenezca al infierno.
Bebe cerveza
esperando a que se abran de una vez las puertas.
Quiere desparecer para siempre.
La noticia es la siguiente: jamás le ha visto nadie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario