Por cada minuto que no tengo, los gramos pesan un poco más.
La existencia ahora es más pesada.
Se me cae el libro de entre las manos, pesa quintales,
y se hace el oscuro, los párpados vencen.
El aire ya no es liviano, es carga.
Y todo porque cada segundo se lo ha llevado otro;
El Gran Afanador, que se asoma gracioso entre las nubes.
Por eso soy un demócrata,
por eso tiro piedras a dios,
por eso escupo a nuestros representantes.
Sueño con invertir las pirámides,
con volver a atrapar el tiempo,
ser ligero,
con la llegada del gobierno de los pobres libres.
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