El minutero circunvala el cosmos a gran velocidad, acelerándose a cada instante.
Para ralentizar el tiempo, lo mejor, es ser tocado por Nuestra Señora.
Todavía estamos a tiempo.
Ella podría, por qué no, presentarse a las elecciones, salvar el azul turquesa del desastre,
que de repente, la poesía diera ese salto cualitativo con el que sueño.
Sería precioso sentirnos envueltos por el aire fresco que nos espera,
que meciera el velo rasgado,
dejando de ver por momentos el monigote oculto,
la pura realidad.
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