"Si no te gusta este país, vete", me ha dicho.
Y yo estoy aquí,
desplegando el azul turquesa y esparciéndolo por los cielos,
suministrándolo con cuentagotas al enfermo,
vertiéndolo en los grandes depósitos que suministran vida a la ciudad.
Hago gárgaras con él, siempre que me es posible.
Dejo que me envuelva, ahora que estoy cansado.
Cada palabra encaja perfectamente en el color, también las cuentas.
Todo cuadra.
Los futuros posibles, se anuncian dulces.
La senda deja de ser espinosa y las zarzas se aparta a mi paso.
Nos cruzamos, oh, desconocido,
ahora, ya,
sin temor alguno.
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