Qué más da si no existes,
si todo son imaginaciones mías.
Me entretengo pensando en ti
aunque no tengas rostro
ni aliento,
ni llames jamás a las puertas de la ciudad.
Sé que te encuentras en todos los lados, en todos.
De repente, cuando siento un pálpito, detengo a una mujer en la calle
y la pregunto "¿Eres tú, mi Señora?"
Cuando me siento muy solo, pido a los dioses un último regalo.
"¡Materializate!"
- Me atrevo a decir, sin que nadie me vea.
Y entonces, vas y pareces.
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