lunes, 6 de abril de 2015

¡La obra de arte habla sola!

Hubo un tiempo que era pura potencia.
Mi enorme cuerpo podía verse desde cualquier punto del planeta.

¿Será por eso que me aplastaron hasta convertirme en migajas,
en transparente,
en portento destrozado solo visible en microscopio?

O simplemente será que nunca fui gigante,
quizá algo de nada,
un sueño,
un cobarde que espera, que nunca se atrevió con la existencia.







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