Debería hipnotizarte,
echarte unos polvos a escondidas en la bebida.
Entregarte un falso brebaje.
Yo también lo bebería.
Pero no es justo que te sientas atraída por mi
con trampas y argucias.
Quizá debería algún día pasar la página del romanticismo
y adentrarme en las simas profundas de los textos del amor político.
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