Para quién no lo sepa,
el cielo existe.
Tiene treinta y tantos y algo de dinero en el bolsillo.
No demasiado, para no ser un lugar demasiado idiota,
pero lo suficiente para crear mundos.
El cielo es atlético y tiene todo el tiempo del mundo,
a pesar de que en cualquier momento se eclipse
y se entregue a la decrepitud.
El cielo existe, y se enciende y apaga,
con solo pulsar el interruptor.
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