Nos avisan
del bigote de Stalin sobrevolando el gran Mandril,
que oculta el Sol
y el brillo de los nocturnos
-esas dulces melodías hipnóticas-
Insisten;
caerá sobre nosotros
y vendrá el desastre.
Miro al cielo y solo veo un pelo
flotando y sin tierra.
Ni rastro del bigote.
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