Si sobrevivieras al granizo,
a las balas disparadas desde la azotea,
Pobrecita.
Te acusan de no ser de este mundo,
de vivir en la Luna, de ser gaseosa,
y yo te acaricio todos los días.
Me gusta tu cuerpo y tus palabras.
¿Acaso es una ficción tu boca?
Se ríen de ti y te llaman imposible.
Si sobrevivieras a la flecha envenenada,
nacerían esta vez sí,
los niños del futuro.
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