viernes, 25 de diciembre de 2015

Pensaba que tenía apetito, pero resulta que estaba nervioso , y no sabía el por qué,

como si fuera a ocurrir algo inesperado,
un encuentro fortuito.

Imaginate
que de repente me atraviesa un rayo,
que se me caen todos los papeles al suelo,
que el hombre al que yo había conocido siempre con mi nombre, es otro.

Llego a las tres de la madrugada a casa,  y  la estabilidad del piso,
la calma,
el orden del objetos, fuera a estallar en cualquier instante.

Miro por la cerradura el amor,
y me inquieta.






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