La vida transcurre como en un barco, de eso no hay duda.
Quizá sea el marinero o el esclavo en un barco comercial
que arroja botellas al mar tratando de cambiar el destino,
o quizá sea el barco de esqueleto roto.
Mi piel, las algas,
mis ojos, sin ojos,
y un tesoro dormido.
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