Si abrir los ojos cambiaran las cosas de sitio,
si madrugar en la mañana del sábado permitiera algunos milagros,
como si pudiera conseguir un efecto mágico. Esto es:
de repente, esa enorme roca, se detiene.
¿No sientes más oxígeno de golpe?
Quizá, todavía podríamos existir unos días más.
Ya sabes, el domingo el sentido del voto podría recobrar el sentido.
Y nosotros, los esclavos, al mirarnos al espejo nos reconoceríamos por fin.
Podríamos detener el tiempo durante unos segundos y crear una bifurcación en el espacio,
esa puerta, que al abrirla, nos llevara hasta Nuestra Señora.
Solo durará un instante.
Después, se cerrará de nuevo.
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