He perdido mis pies, pobrecito,
y no puedo caminar.
Me arrastro, qué remedio. Es muy cansado.
Quizá con un pie de madera, pudiera llegar a algún lado.
Caminar en círculo, cegado por el Sol artificial de gran Mandril.
Con mis zapatillas rojas.
Andar, sí, andar, al mismo lugar de siempre.
Y a la misma hora.
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