Confieso
que se me han caido todos papeles al suelo
que no he podido dormir
que en todo el día de hoy
he sido un guiñapo
que un desasosiego desconcertante
golpeó escandalosamente la puerta de casa
y yo le dejé pasar
todo eran noticias
signos claros e inequívocos
los idiomas se desencriptaban
y el corazón golpeaba violentamente mi pecho
Llamé a los fantasmas
mis bellos fantasmas
y los guardé en el cuaderno
Y me sentí mal por ello
como si me hubiera cortado la lengua
Óscar, oscar,
por momentos creés que están jugando contigo
y te lanzas al juego aterrado
Sea lo que sea
humor suena tan parecido a amor
que me tranquiliza
2/ 3/ 2011
el humor se supone nacido para redimirnos no sé muy de qué, quizás de toda sospecha. é o último que se perde nunha existensia digna, meu.
ResponderEliminarEstás en todo tu derecho de hacer con tus fantasmas lo que te plazca y si tienes la necesidad de ventilarlos, a nadie tiene por qué parecerle mal. Con la sensación de tener la lengua cortada ya se sabe que no se puede llegar muy lejos, y sobre todo si hay tartamudez (que lo dudo) por el medio.
ResponderEliminarA mi a veces también me dá miedo este juego de comunicarme a través de cuadernos rellenos de palabras lanzadas al azar y que nunca sabes como va a ser el impacto. Puede ser demoledor. Quizás el humor sea un antídoto contra los sentimientos negativos que proyectamos y los transforma en una forma de amor. No lo sé. Estoy especulando.
Este es un medio maravilloso de comunicación pero tiene sus riesgos, no hay inmediatez.La posibilidad de deshacer entuertos y pedir disculpas es mínima o casi nula. No hay voz y, por lo tanto, no hay tono, nunca sabemos si lo que se dice va en serio o es todo una tomadura de pelo. Yo, por si acaso, pido disculpas si algo de lo que digo o sugiero te precipita en algún abismo inútil. Generalmente no va con esa intención. Sigo sin entender tu idea del terror.
No te preocupes en absoluto. Mi inquietud y desasosiego es sin duda producto de haber perdido el control. Lo sé. Soy el primero en asombrarse de ello. Pero la duda, que más tarde se convirtió en dudosa certeza de haber podido hacer(te) daño, me ha llevado aquí. Soy muy consciente del absurdo, de la posibilidad de estar embarcado en una confusión monumental. Ahora me da igual. Si me encuentro en medio de un error de gran magnitud, he de tomármelo con humor. No queda más remedio. Por mi parte, aquí, en amable, no hay tomadura de pelo.
ResponderEliminarNo te preocupes. No es necesario pedir disculpes por nada. En cualquier caso, agradezco muchísimo tú claro comentario.
Mil ánimos
Lo que es terror, un segundo más tarde puede transformarse en un mar de tranquilidad. En mi caso, es exactamente cuando la inseguridad muda en seguridad.