sábado, 29 de agosto de 2015

Las bibliotecas mágicas

Los inmortales se arremolinan en los estantes,
esperan su turno,
y sin embargo nadie les hace caso.

Si no les encuentras, mueren.

Los cuerpos se concentran sobre los apuntes. Parece que buscaran a Salario.
Ese ser que promete un lugar entre el confort, si es que se portan bien, o el temor.
Ese temor a caer en las tierras pantanosas del margen, donde uno es invisible,
y cuesta mucho salir.

Apenas hay noticias de los que escaparon del infierno.

Y yo, en la biblio, haciendo que estudio.
Ya no me estimulan las pesadillas de Salario, ni las voces de los libros,
sino las mujeres que repueblan la biblioteca,

Seres fantásticos como islas flotantes a la deriva, hacia la bruma.

Primero pierden el rostro,
después, se alejan de las yemas de mis dedos para siempre,

como espejismos inalcanzables.

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