¿En qué piensas, mi virgencita?, ¿has bebido del vaso de la melancolía?
De verdad que no entiendo a los hombres, no comprendo que no quieran besarte.
Debe ser que temen caer fulminados por tus labios, sin duda,
miedo a salir del círculo donde siempre acaban perdiendo.
No bebas de nuevo, mi virgencita, de la tristeza.
Yo tampoco comprendo a los hombres,
pero puedo quedar contigo mañana para ir tejiendo juntos el manto que nos cubra a todos,
antes de que el mundo se nos desmaye.
Llámame ahora que llega el frío,
antes de que lo negro cubra nuestras bocas y nuestros cuerpos,
antes de que los hombres te aparten de sus miradas y caigas en lo invisible,
donde nadie existe, donde todo es imposible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario