Esperaba tu llegada el 20 de diciembre,
pero las encuestas te alejan cada vez más de Madrid.
¿Qué hacer?, ¿esperarte durante mil años?
Para entonces seré sombra y el abismo nos habrá engullido a todos,
como quién se come una magdalena.
Apenas me queda tiempo,
así que, si no te importa, te construiré a retales.
Sacaré tus ojos y las sonrisas de las mujeres amadas,
coseré a tus labios las palabras amigas,
y los zancos a tus tacones elevarán tu rostro más allá de las nubes,
como debe ser,
para que seas vista por todos.
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