He despertado con ganas de luchar contra los grandes monstruos.
Con los ojos abiertos, a oscuras, pensando en cómo hacer para caiga en la trampa.
Me he preparado un té.
Me asomo a la ventana y llueve.
Doy gracias a los cielos.
Ya no tengo que salir a correr por el parque, dando vueltas y vueltas, como si estuviera loco.
Así que vuelvo a pensar en los monstruos.
Esos monstruos que ya no son como antes.
Ni siquiera pueden fulminarme con el rayo inesperado.
Pero pueden pagar a algunos jueces para que me desahucien.
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