domingo, 16 de octubre de 2016

Quería pasar la mañana del domingo escuchando a Nuestra Señora

Ha llegado al gran Mandril en silencio, de todas partes del mundo,
hablando esperanto,
el islandés, por ejemplo,

pero me he quedado en la cama durmiendo hasta las mil
-eso es porque el dios trabajo me ha convertido en despojo.
Ese dios que siempre está refunfuñando,
cruel, que destroza la creatividad a diario.

La multitud le enciende velas, no sé por qué-

Di plantón a Mi Señora,
la que garantiza el genio, el crecimiento y la existencia,

porque el maldito dios había consumido mis fuerzas.

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