Ha llegado al gran Mandril en silencio, de todas partes del mundo,
hablando esperanto,
el islandés, por ejemplo,
pero me he quedado en la cama durmiendo hasta las mil
-eso es porque el dios trabajo me ha convertido en despojo.
Ese dios que siempre está refunfuñando,
cruel, que destroza la creatividad a diario.
La multitud le enciende velas, no sé por qué-
Di plantón a Mi Señora,
la que garantiza el genio, el crecimiento y la existencia,
porque el maldito dios había consumido mis fuerzas.
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