Ayer estuve en una charla sobre el colapso,
Temor a que el abuso en su continua marcha histórica,
sin cesar,
descubra que en las espinacas de hombres y mujeres
su recién adquirida nueva fuerza
y se diluya la esperanza de lo bello.
Esa belleza que emerge, por otra parte desde siempre.
Y aquí estamos, en la encrucijada,
en el camino de las inercias,
o en el inicio de la senda de lo amistoso y fértil.
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