Es arriesgado dormir.
Primero, porque te metes en mi cama en mitad de mi sueño,
y me bajas el pantalón del pijama,
pero es que yo no llevo pijama.
Es mejor no despertar, no sea que te desvanezcas,
y no seas tú la que vuelva, sino otra,
mañana en mis sueños.
Quizá sea mejor no despertar.
Y quedarme aquí, aparentemente muerto,
envuelto en mis marejadas eróticas.
Pero si no despierto, ay, la realidad continuará haciendo camino,
subida a su máquina aplanadora.
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