Me recuerdo.
La fascinación continúa.
Me pasa aún, que cuando me miro, creo que voy a encontrar a otro mucho más viejo.
Me observo, y me veo contento, pero desde aquí, más allá del año 2000,
queda un fondo sensible. Quizá sea el punctum, no lo sé.
Llegar hasta el espejo. Advertirme a mí mismo.
Contarme algunos consejos.
Es probable que huya.
En cuanto me vea, no daré crédito a mis propias palabras.
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