Hay que ponerse una fecha,
unos principios,
una capucha,
un testamento, por si acaso todo sale mal.
He probado estos días las delicias,
el amaretto,
el bollo relleno de crema (porque estaba un poco triste, la verdad)
y también la escritura de fresa, a salvo de la locura.
He buscado entre tus muslos
el lugar
donde pasar la noche o la existencia,
como en una cuna,
acurrucado, oliéndote, tomando notas de todo,
cambiando el mundo
s i n q u e t ú l o s e p a s.
Las maravillas existen. Lo sé.
Por eso se ocultan a mis ojos.
No vaya a darme cuenta de que estoy haciendo el canelo,
del abuso intolerable hacia la existencia,
del gran bostezo.
¡Hale!, pues ya no voy a caer más en tus brazos,
oh, Moloch, si es que la vida es esto para usted.
Así que me voy a arrancar el ojo para hacerme pirata,
eso,
o echarme una novia rica y de izquierdas que me comprenda.
Adiós Moloch.
Que te den por culo.
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