¿Por qué has enviado un mono al abismo?
Has intentado seducirlo con un plátano,
pero a él no le gustan los plátanos.
Comprendo.
Querías unos ojos.
Una piel que no fuera la tuya.
Querías conocer.
(Ya; así es muy fácil. No serás tú el que se desolle, ¿verdad?).
Sea lo que sea lo que oculta la oscuridad,
el mono, no ha regresado.
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