domingo, 7 de mayo de 2017

Perdido en el gran bosque del paraíso

Oigo tus risas.

Sé que estás ahí, en algún lugar, observándome.
Lo sé por tus ojos, que brotan de lo oscuro y se clavan en mi nuca.

Cuando me vuelvo, ya no estás,
pero todavía queda suspendido en el aire el crepitar de tus pisadas,

leves,

de tu respiración profunda.

Haz tu aparición ya,
que entre la soledad y la incertidumbre,
temo que en vez de tu presencia, aparezca la locura.






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