En la penumbra tengo lo necesario para la vida,
visiones, monstruos,
la propia belleza que ha de visitarme de vez en cuando,
y sin embargo, falta algo.
Siempre falta algo.
Hagas lo que hagas falta algo.
Ya lo sabe usted,
falta un beso en la boca, el Otro, la propia juventud,
y sobran, exactamente las mismas cosas.
Quizá nunca salga del bosque.
Quizá lleve años sin hablar con nadie.
A falta de espejos, hablo solo, alto.
Temo que las palabras, las mías, hayan dejado de significar.
Palabras huecas, las pobres,
mera compañía.
No se asuste si algún día me encuentro con usted
saliendo de entre las malezas,
barbudo,
sucio,
hablando una lengua inexistente.
No retroceda.
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