Cuando ya nada había que hacer salvo dejarme caer por el tobogán mortal,
crecí un centímetro.
Un solo centímetro.
El suficiente para superar aquel umbral,
donde a un lado caen los visibles y al otro los invisibles,
los que viven y los que han muerto,
Ese centímetro donde se despliegan las perspectivas.
El mundo, por ejemplo.
Ese centímetro donde las cosas suceden,
donde se precipita el atrevimiento,
donde aparecen los dulces.
Un centímetro es muy importante.
Significa tocarte o no tocarte,
levitar o morir aplastado contra el suelo.
Descubrir lo que se oculta tras el horizonte.
¡He crecido un centímetro!
Qué se aparten los gigantes.
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