Por eso he estado inquieto hoy,
entre que me faltaba el aire y la certeza de la llegada de la tragedia,
porque se acercaba el final de mi ración mensual de delicias.
Qué ricos estaban tus dulces, pero el desenlace estaba narrado hace tiempo.
Y ha llegado el final, ¿esta es la catarsis? Sabe amarga.
Algo de purificación, quizá el empezar lo nuevo,
o el reencuentro con el desasosiego.
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