jueves, 21 de abril de 2016

Lo bueno de morir un poco

Morir un poco mola
si al mismo tiempo puedo resucitar un poco.
Esto es, si de de repente, para mi asombro,
el paisaje se me despliega sin límites.

Confieso que cuando creía que estaba vivo,
desconocía la existencia de un mundo a mi espalda.
Intuía, si, que ocurrían cosas, resonancias, por ejemplo,
ecos apenas perceptibles.

A veces, flujos tremendos, imposibles, atravesaban mi cuerpo,
invisibles.
Yo pensaba que era efecto del café.

Morir un poco y resucitar,
no significa necesariamente arrastrar los pies por el mundo, espectralmente,
ni caer afectado por el mal de la impasibilidad de los ladrones de cuerpos.

Resucitar un poco es como descubrir nuevos tactos,
reconocer cosas que antes no existían.


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