En estos mismos momentos debe estar sucediendo.
Allá por las montañas están decidiendo qué hacer.
Si poner en marcha un invento de la época,
o entaponarlo, para que no salga, para evitar que impregne otros lugares de la tierra.
Cada tiempo tiene sus propios inventos,
donde se construyen entes horribles y deliciosos.
Es el tiempo de los deliciosos,
a pesar de que todo se confabule en su contra.
A contrarreloj hay que materializarte, Mi Señora,
introducir reformas fiscales,
antes de que el oxígeno se nos reduzca
y nos quedemos sin sangre.
A contrarreloj, ante la mirada asombrada de los niños del futuro,
que posiblemente jamás nazcan,
si es que a ti, Nuestra Señora, te diera por no nacer.
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