martes, 24 de mayo de 2016

Nuestra Señora de la Renta Básica ha entrado a la ciudad, y ni siquiera lo sabe

No puede ser de otra manera,

esto es,
de que te aparezcas en el cuerpo de una chica cibernética,
llegada del futuro para entregarme un mensaje.
No sé si lo sabe, pero está a un solo paso de crear la realidad,
y no espera.

No hay otra manera que la de ese hombre barbudo de la parada del autobús.
No espera. Esta vez se irá paseando.
Ahora puede atravesar sin miedo la cuerda floja.

Que la del el anciano, que ya no teme la vejez, que aproxima a la muerte. No espera.
Ha dejado de temer.

Nunca has tenido tantas manos, tantos cuerpos, tantos rostros.
Estás cubierta de potencialidades, de cualquiera,
y no has de esperar.

Y es que ya no estás a la puerta de la ciudad, esperando.
Estás dentro, pero no lo sabes.
Y sin saber que eres tú, ya lo estás trastocando todo.



















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