No he de olvidarlo:
que las poderosas fuerzas del inconsciente me disolverán en el Tártaro,
ese lugar fuera de toda mirada.
Quizá sea cuestión de hacer algo de historia,
de escribir mi propio relato,
aunque dure tan solo un instante más que yo.
En definitiva, se trata de esto: de no hacer demasiado el imbécil
durante el tiempo de mi existencia,
y sobre todo,
de no maltratar al viejo para arrebatarle su asiento y gracia.
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