Caminante, espera,
detente un instante en el camino.
No tengas prisa, no llegarás a ningún lado.
Lee estas lineas antes de continuar tu marcha,
que pertenecieron a mi cuerpo,
cuando tuve un nombre y apellidos.
Mi vida pasó.
Tuve exactamente los mismo miedos qué tú.
Apenas tuve tiempo para realizar mis deseos.
Me consumí en los sueños queriendo ser otro.
Yo creía, pobre de mí, que era el mismo centro del universo.
Ya es demasiado tarde. No ha quedado ni un gesto mio.
¿A quién le importa?
Pero además de yo, fui otro.
Un ser sin ser, de múltiples nombres y cuerpos.
de diferentes rostros.
Significante e insignificante, de voz terrible,
cuando por fin conseguía expresarme.
Cambiante.
He sido pueblo, siervo, esclavo, plebe,
clase obrera, media, proletario,
trabajador,
masa informe.
En cualquier caso soy el muerto.
Nada tiene sentido, eso no hay que olvidarlo jamás,
pero si quieres, da un sentido a la nada,
para que su carga no sea tan pesada.
Enciende velas para mi vuelta.
Quizá regrese.
Quizá aparezca un gigante.
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