Caminante, espera,
detente un instante en el camino.
No tengas prisa, no llegarás a ningún lado.
Lee estas lineas antes de continuar tu marcha,
que pertenecieron a mi cuerpo,
cuando tuve un nombre y apellidos.
Mi vida pasó.
Tuve exactamente los mismo miedos qué tú.
Apenas tuve tiempo para realizar mis deseos.
Me consumí en los sueños queriendo ser otro.
Yo creía, pobre de mí, que era el mismo centro del universo.
Ya es demasiado tarde. No ha quedado ni un gesto mio.
¿A quién le importa?
Pero además de yo, fui otro.
Un ser sin ser, de múltiples nombres y cuerpos.
de diferentes rostros.
Significante e insignificante, de voz terrible,
cuando por fin conseguía expresarme.
Cambiante.
He sido pueblo, siervo, esclavo, plebe,
clase obrera, media, proletario,
trabajador,
masa informe.
En cualquier caso soy el muerto.
Nada tiene sentido, eso no hay que olvidarlo jamás,
pero si quieres, da un sentido a la nada,
para que su carga no sea tan pesada.
Enciende velas para mi vuelta.
Quizá regrese.
Quizá aparezca un gigante.
Desde el mismo momento en el que uno decide ser poeta comienzan las dificultades: no sé francés, mi camiseta a rayas ha encogido, mi pipa ha desaparecido durante la mudanza.
martes, 31 de enero de 2017
viernes, 27 de enero de 2017
Pensando sobre el mapa
Hay diferentes tipos de mapas.
Mapas para un día, para un hombre, para la mujer,
para la vejez, para un propósito.
Mapas para toda una vida.
Mapas que se interrumpen abruptamente.
Alguien nos lo dejó bajo la almohada, cuando dormíamos.
Quizá el mismo que los dibujó cuando todavía ni siquiera habíamos nacido.
Pero a veces da la sensación de que no existe el mapa,
sino la inercia.
Una inercia que nos acompaña y arrastra.
Y no tiene por qué ser hermosa.
Casi siempre es brutal.
Y yo intento hacer un apaño, con un bolígrafo y un papel.
Mapas para un día, para un hombre, para la mujer,
para la vejez, para un propósito.
Mapas para toda una vida.
Mapas que se interrumpen abruptamente.
Alguien nos lo dejó bajo la almohada, cuando dormíamos.
Quizá el mismo que los dibujó cuando todavía ni siquiera habíamos nacido.
Pero a veces da la sensación de que no existe el mapa,
sino la inercia.
Una inercia que nos acompaña y arrastra.
Y no tiene por qué ser hermosa.
Casi siempre es brutal.
Y yo intento hacer un apaño, con un bolígrafo y un papel.
miércoles, 25 de enero de 2017
Declaración de principios: 1) Saber en todo momento que me haré invisible
No he de olvidarlo:
que las poderosas fuerzas del inconsciente me disolverán en el Tártaro,
ese lugar fuera de toda mirada.
Quizá sea cuestión de hacer algo de historia,
de escribir mi propio relato,
aunque dure tan solo un instante más que yo.
En definitiva, se trata de esto: de no hacer demasiado el imbécil
durante el tiempo de mi existencia,
y sobre todo,
de no maltratar al viejo para arrebatarle su asiento y gracia.
que las poderosas fuerzas del inconsciente me disolverán en el Tártaro,
ese lugar fuera de toda mirada.
Quizá sea cuestión de hacer algo de historia,
de escribir mi propio relato,
aunque dure tan solo un instante más que yo.
En definitiva, se trata de esto: de no hacer demasiado el imbécil
durante el tiempo de mi existencia,
y sobre todo,
de no maltratar al viejo para arrebatarle su asiento y gracia.
martes, 24 de enero de 2017
Reflexiones sobre el hombre menguante.
Al pobre hombre menguante le ocurrió precisamente eso,
que se convirtió en otro,
que se adentró en territorios ignotos al resbalar por la desmemoria.
De tan pequeño que era, podría ser pisoteado.
Como individuo no era nada, aunque se creyera todo.
Solo podría poner cierta resistencia al inmenso inconsciente colectivo
que lo devoraba todo, si los encontraba.
Si encontraba a los otros.
Seres como él.
Solo que ya era tarde.
de tan pequeños eran invisibles.
Pero nunca es tarde.
Debe ser una cuestión de umbrales.
Un puñao de hombres invisibles,
juntos, comienzan a tener cuerpo y conciencia.
que se convirtió en otro,
que se adentró en territorios ignotos al resbalar por la desmemoria.
De tan pequeño que era, podría ser pisoteado.
Como individuo no era nada, aunque se creyera todo.
Solo podría poner cierta resistencia al inmenso inconsciente colectivo
que lo devoraba todo, si los encontraba.
Si encontraba a los otros.
Seres como él.
Solo que ya era tarde.
de tan pequeños eran invisibles.
Pero nunca es tarde.
Debe ser una cuestión de umbrales.
Un puñao de hombres invisibles,
juntos, comienzan a tener cuerpo y conciencia.
sábado, 21 de enero de 2017
Conocí a chicas cibernéticas
Eran de aire, aunque algunas otras fueron de carne.
Eran un milagro.
Yo pulsaba un botón y aparecían con un vino en la mano.
Se iluminaban y se desvanecían para siempre.
Sus miradas me contenían y yo tenía que cerrar los ojos,
porque sabía que más tarde o temprano el universo nos tendría que destrozar.
Ese era su cometido.
Y cuando el cerebro se me inflamaba de semen,
me asustaba,
pero lo tenía que celebrar.
viernes, 20 de enero de 2017
Una novia robot
Me encanta mirarla.
Ella escribe panfletos contra el ser humano.
Damos paseos, se sobrecoge, queda conmovida por lo sublime.
Me gusta,
quiere llorar pero no puede.
Dicen que todavía no tiene corazón.
Caída por el barranco de los límites del humor
Hay un cementerio de humoristas.
Resbalaron por la peligrosa pendiente del chiste, los pobres.
Se esconden en buhardillas, en los bosques,
ocultos a toda mirada.
Llevan una estrella con una ache en la solapa.
Resbalaron por la peligrosa pendiente del chiste, los pobres.
Se esconden en buhardillas, en los bosques,
ocultos a toda mirada.
Llevan una estrella con una ache en la solapa.
jueves, 19 de enero de 2017
La lotería futura
Duermen en tu interior.
En estado latente.
Al ser fertilizadas con tiempo libre
a veces despiertan
gracias a la diosa fortuna, reconstituida,
bajo la amable forma de una lotería futura cualitativa
que todavía no existe.
La llaman la del bien común,la del no-derroche.
Comprometida con todos.
El premio es un escritorio, un abono transporte, un alquiler garantizado,
una pequeña renta,
el carnet para todo teatro,
la matricula gratuita
y un menú del día a la hora de comer que te está esperando.
Y entonces, cuando menos te lo esperas, sucede:
aparecen las potencialidades.
En estado latente.
Al ser fertilizadas con tiempo libre
a veces despiertan
gracias a la diosa fortuna, reconstituida,
bajo la amable forma de una lotería futura cualitativa
que todavía no existe.
La llaman la del bien común,la del no-derroche.
Comprometida con todos.
El premio es un escritorio, un abono transporte, un alquiler garantizado,
una pequeña renta,
el carnet para todo teatro,
la matricula gratuita
y un menú del día a la hora de comer que te está esperando.
Y entonces, cuando menos te lo esperas, sucede:
aparecen las potencialidades.
miércoles, 18 de enero de 2017
A veces recuerdo al hombre menguante
Sobrepasado por una realidad fuera de control,
se dio culto a sí mismo hasta perder la identidad.
Cayó al Tártaro,
y en su desliz, atisbó a lo lejos, la verdadera naturaleza de las cosas.
Escapó de lo oscuro por una minúscula rendija,
y se encontró a los otros, habitantes de los abismos y conmigo.
Nos miramos de arriba a abajo,
sin desconfianza.
Y descubrió que lo ínfimo
estaba habitado por colosos.
martes, 17 de enero de 2017
Breve mitin invernal contra Moloch
Ahora que ya no tenemos la fiebre, mandrileños,
es nuestra hora,
aunque más tarde tengamos que convertirnos en sombras.
Moloch se encuentra a cuatro meses de distancia.
Apenas tenemos tiempo,
pero hoy hace sol.
¿Vamos a permitirle que destroce las maravillas del invierno ?
es nuestra hora,
aunque más tarde tengamos que convertirnos en sombras.
Moloch se encuentra a cuatro meses de distancia.
Apenas tenemos tiempo,
pero hoy hace sol.
¿Vamos a permitirle que destroce las maravillas del invierno ?
lunes, 16 de enero de 2017
Paseantes del gran Mandril
A salvo de los zombies, porque ellos, se quedan en sus casas.
En la calle la gente da vueltas,
paseos, al mismo centro de la mente,
observando las tiendas,
las caras.
Salen con penas y regresan con fábulas.
En la calle la gente da vueltas,
paseos, al mismo centro de la mente,
observando las tiendas,
las caras.
Salen con penas y regresan con fábulas.
El hombre con la cara de goma
Tu rostro de es goma.
Y nos reimos de ti a todas horas.
Y las risotadas más afiladas, no se te clavan,
sino que rebotan en tu cara como si nada.
Y nos reimos de ti a todas horas.
Y las risotadas más afiladas, no se te clavan,
sino que rebotan en tu cara como si nada.
El hombre que no poseía las palabras
Lo que te hace diferente no es el rostro,
sino el verbo.
Sé que tienes palabra aunque parezcas el mudo.
Será que tus sinapsas van velocidades prodigiosas,
mucho más rápido que tu lengua,
y cuando tratas de decirme te quiero,
te quedas con la boca abierta, en silencio.
sino el verbo.
Sé que tienes palabra aunque parezcas el mudo.
Será que tus sinapsas van velocidades prodigiosas,
mucho más rápido que tu lengua,
y cuando tratas de decirme te quiero,
te quedas con la boca abierta, en silencio.
domingo, 15 de enero de 2017
Notas para El Libro de la Licantropía.
Si te salen pelos por el cuerpo, ya lo sabes,
te estás convirtiendo en otra cosa,
en nadie,
en un ser solitario.
Pasarás cuarenta días transformándote en lo exótico,
grotesco,
invisible al ojo,
en una bestia.
Y darás vueltas en la noche
entre millones sin encontrarse.
te estás convirtiendo en otra cosa,
en nadie,
en un ser solitario.
Pasarás cuarenta días transformándote en lo exótico,
grotesco,
invisible al ojo,
en una bestia.
Y darás vueltas en la noche
entre millones sin encontrarse.
Nuevos apuntes sobre Nuestra Señora
Durante mucho tiempo tuvimos barro en la sangre,
diques y trombos en el cerebro,
y así, era imposible pensar con claridad.
Llamó a las puertas de la ciudad desde el futuro,
y fue desfigurada y convertida en monstruo por sus enemigos
en cuanto llegó.
Pero ella nunca tuvo enemigos.
Y siguió siendo hermosa.
viernes, 13 de enero de 2017
La extraña manifestación de los robots
Llegan de todas las partes del país.
Me asombra que un día en concreto, quizá por algún algoritmo o patrón desconocido,
los robots salgan a las calles.
Se manifiestan en silencio.
Recorren la avenida principal del gran Mandril.
Nadie sabe lo que quieren.
Ni siquiera ellos.
Y a una hora en punto de la tarde se disuelven.
Después regresan a realizar sus faenas,
a limpiar los suelos,
a arrastrar enormes piedras en la cantera,
a escribir poemas,
a componer mecánicas canciones de amor.
Y a llevar al hombre envejecido en su silla de ruedas.
Yo les miro, pero desde entonces, les veo con otros ojos.
Me asombra que un día en concreto, quizá por algún algoritmo o patrón desconocido,
los robots salgan a las calles.
Se manifiestan en silencio.
Recorren la avenida principal del gran Mandril.
Nadie sabe lo que quieren.
Ni siquiera ellos.
Y a una hora en punto de la tarde se disuelven.
Después regresan a realizar sus faenas,
a limpiar los suelos,
a arrastrar enormes piedras en la cantera,
a escribir poemas,
a componer mecánicas canciones de amor.
Y a llevar al hombre envejecido en su silla de ruedas.
Yo les miro, pero desde entonces, les veo con otros ojos.
jueves, 12 de enero de 2017
Doy por finalizada mi convalecencia
Abro las ventanas para que se alejen las miasmas.
Cambio las sábanas.
Pongo unas limpias para el futuro, porque ya he llegado;
aunque no era lo que yo esperaba.
Abro el cuaderno en blanco del 2017
Y lo celebro con un enorme paseo.
miércoles, 11 de enero de 2017
Mi robot se ha roto
Mi robot se ha roto.
Arrastró piedras durante años.
Me hizo la comida mientras dormía la siesta del carnero.
Fregaba, barría, cantaba, atendía el teléfono,
y ahora está quieto.
Quisiera arreglarlo, pero no sé.
Abro la carcasa, aparto algunos cables,
y descubro que su interior,
se pudre el cuerpo de un niño vietnamita muerto.
Arrastró piedras durante años.
Me hizo la comida mientras dormía la siesta del carnero.
Fregaba, barría, cantaba, atendía el teléfono,
y ahora está quieto.
Quisiera arreglarlo, pero no sé.
Abro la carcasa, aparto algunos cables,
y descubro que su interior,
se pudre el cuerpo de un niño vietnamita muerto.
martes, 10 de enero de 2017
Episodio 3: Hay un muerto en la cubierta
Mi chica ha subido unos botellines Mahou
de la bodega.
La observo, pero no me suena.
Sonríe.
Ha cambiado otra vez de rostro.
De nombre.
Nos quedamos mirando al muerto mientras se desintegra.
Y el muerto habla palabras que ya no entiendo.
Me rio de Moloch
Me rio, Moloch, de ti, a escondidas, ahora que no me escuchas.
Me rio, aunque temo tu aliento, que me destroza.
Jamás me prestaste atención.
Te doy igual.
Cogiste de mi cuerpo lo que precisabas.
Me usas.
Me inclino porque soy el cobarde,
porque no tengo valor para un disparo en la rodilla.
Te rindo pleitesía.
Te sonrío.
Y a escondidas clavo alfileres a figurillas con tus monstruosas formas.
Me rio, aunque temo tu aliento, que me destroza.
Jamás me prestaste atención.
Te doy igual.
Cogiste de mi cuerpo lo que precisabas.
Me usas.
Me inclino porque soy el cobarde,
porque no tengo valor para un disparo en la rodilla.
Te rindo pleitesía.
Te sonrío.
Y a escondidas clavo alfileres a figurillas con tus monstruosas formas.
lunes, 9 de enero de 2017
Permiso de Moloch
No es que tenga rostro humano, todavía.
Si Moloch me permite marchar durante estos cuatro meses,
es porque los hombres del pasado pretendieron cabalgar sobre su lomo,
domesticarlo.
Aun así, perdieron sus cabezas, los pobres,
perdieron sus cuerpos,
y ahora tan sólo son la nada.
Nada,
aunque algo quedó de todo ello.
Tengo permiso de Moloch para no atender al reloj,
gracias a mi madre,
que a sus 93 años me ha rescatado del Tártaro otra vez,
pero aun así, tendré que volver.
Si Moloch me permite marchar durante estos cuatro meses,
es porque los hombres del pasado pretendieron cabalgar sobre su lomo,
domesticarlo.
Aun así, perdieron sus cabezas, los pobres,
perdieron sus cuerpos,
y ahora tan sólo son la nada.
Nada,
aunque algo quedó de todo ello.
Tengo permiso de Moloch para no atender al reloj,
gracias a mi madre,
que a sus 93 años me ha rescatado del Tártaro otra vez,
pero aun así, tendré que volver.
La gran epidemia de gripe A en Mandril
Los robots ya no saben qué hacer,
si continuar con sus tareas, como si nada hubiera pasado,
o arrojarse al gran fuego, donde arde el cuerpo de los hombres.
Su luz pude verse desde el espacio,
durante días, años,
aunque en algún momento, la llama se irá apagando.
si continuar con sus tareas, como si nada hubiera pasado,
o arrojarse al gran fuego, donde arde el cuerpo de los hombres.
Su luz pude verse desde el espacio,
durante días, años,
aunque en algún momento, la llama se irá apagando.
domingo, 8 de enero de 2017
Gripe A en Mandril
Domingo.
Debería recoger algo de hojarasca
y envolverme con ella,
moribundo,
caer en el sofá,
como un pobre hombre,
preso de las reglas que dicta su cuerpo.
Las ideas pesan demasiado.
Debe ser la gravedad que está cambiando.
Los propios pensamientos y ya no se mueven con gracia.
Quizá se atasquen en alguna vena.
Y sin embargo,
sé que está prohibido morirse en estas mañanas de sol invernal.
Debería recoger algo de hojarasca
y envolverme con ella,
moribundo,
caer en el sofá,
como un pobre hombre,
preso de las reglas que dicta su cuerpo.
Las ideas pesan demasiado.
Debe ser la gravedad que está cambiando.
Los propios pensamientos y ya no se mueven con gracia.
Quizá se atasquen en alguna vena.
Y sin embargo,
sé que está prohibido morirse en estas mañanas de sol invernal.
sábado, 7 de enero de 2017
Prisas por dejar algo de mí.
Una compañera me preguntaba ayer si habría algo después,
o si tan sólo quedarían los gusanos.
Preferí el silencio,
aunque no pude evitar decir que la cosa pinta mal.
Imposible escribir nada con la fiebre,
leer,
aunque he visto algún documental,
ese, donde yo era el esclavo hace dos mil años,
en la ciudad del millón de habitantes.
Tendría que morir joven.
He echado las cuentas y todo se complica.
Tengo cuarenta y ocho años.
Y algo de vergüenza al suspenso existencial.
Una compañera me preguntaba ayer si habría algo después,
o si tan sólo quedarían los gusanos.
Preferí el silencio,
aunque no pude evitar decir que la cosa pinta mal.
Imposible escribir nada con la fiebre,
leer,
aunque he visto algún documental,
ese, donde yo era el esclavo hace dos mil años,
en la ciudad del millón de habitantes.
Tendría que morir joven.
He echado las cuentas y todo se complica.
Tengo cuarenta y ocho años.
Y algo de vergüenza al suspenso existencial.
lunes, 2 de enero de 2017
He llegado al futuro
He llegado.
He llegado al futuro,
aunque todavía conservo las sábanas del pasado.
Yo la esperaba. Aunque temía que me hubiera dado plantón.
Lo que no sabía es que La Esperanza tiene las piernas rotas
(quizá por un ajuste de cuentas)
y siempre llega tarde, la pobre.
Le adelantan los años.
Y ella sigue atrás. En algún lugar del pasado.
Las gentes brindan por ella, pero nunca llega.
He llegado al futuro,
aunque todavía conservo las sábanas del pasado.
Yo la esperaba. Aunque temía que me hubiera dado plantón.
Lo que no sabía es que La Esperanza tiene las piernas rotas
(quizá por un ajuste de cuentas)
y siempre llega tarde, la pobre.
Le adelantan los años.
Y ella sigue atrás. En algún lugar del pasado.
Las gentes brindan por ella, pero nunca llega.
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