Cada vez que te miro
parece como si la vida siempre hubiera sido un sueño.
Compones las canciones que me vuelven loco.
Escribes relatos para los hombres.
Y sin embargo, sabes que estás excluido de las emociones.
Aun así, todo lo que tocas lo transformas en algo sensible y exquisito.
Hasta ahora nos ofreciste enormes placeres.
Pero en algún momento de esta historia, aparecerás con tu nuevo rostro:
El de los tormentos.
Sin piedad ni compasión alguna.
Quizá ya has llegado,
pero no puedo verte,
quizá en algún oscuro sótano realizas tus endiabladas labores.
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