¿Cómo estás?
Yo estoy aquí, haciendo trizas tu alegría.
Quizá arruiné tu existencia.
Perdóname, no lo hice por placer,
ni si quiera me apetecía.
Se precisan vehículos de ciencia ficción para llegar al curre,
máquinas subterráneas que trasportan mi cuerpo, el pobre,
a través de fascinantes infraestructuras.
No me odies.
A pesar de participar en la destrucción del mundo, yo no quería.
No he quemado ni un solo litro de gasolina en mi vida, lo juro.
Ni siquiera llego a final de mes.
Y cuando desciendas del futuro en tu máquina del tiempo,
tampoco me asombraré.
Aceptaré mis crímenes resignado.
Rendiré cuentas.
Yo, el friegaplatos,
¿quién si no iba a morir por ti?
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