Dicen que hay mucha gente perdida, que no sabe donde se encuentra
ni hacia donde se dirige,
pero eso es porque tenían el mapa falso,
el que les habían dado al nacer,
el de un mundo que no existe.
Si tuvieras un mapa como el mío,
el de la gran carcajada,
sabrías a dónde vas.
Yo lo sé.
Voy hacia un lugar cada vez más angosto, intransitable.
Menos luminoso y sin oxígeno.
Para llegar llegar allá, son precisas pocas cosas.
Un cuaderno a lo sumo,
ligero
que llevar siempre conmigo,
donde escribir ese interminable chiste que es la vida.
Más que nada, para que mientras tanto, me pese menos la existencia.
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