jueves, 8 de septiembre de 2016

Capítulo 18: La República de la Abundancia

 Un solo frutal abastece ciudades enteras en mi sueño.
Es hora de celebrar la vida en nuestras casitas de muñecas.

Qué nuestra desdicha deje de serlo.
Ser ínfimos, qué importa,
si tenemos un lugar donde caer muertos.

La necesidad retrocede.
Ya no existen las excusas.

Vamos al encuentro con la existencia,
hacia la maravilla.

Enormes robots sin cabeza cultivan los campos
y tú y yo nos entretenemos leyendo el gran libro de la vida,
que apartamos de vez en cuando,

porque es tiempo de comernos el uno al otro. 










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