Esto entonces, debe ser la verdad.
Buscaba lo cierto allá arriba,
en la mirada de un ser imposible,
en los relatos fantásticos,
en marcianos viajando a través del hiperespacio,
en aquellas cosas que se desvanecían inmediatamente entre mis manos.
Y resulta que se encontraba mucho más cerca.
En mi propio cuerpo.
En las motas de polvo.
En cualquier cosa.
Mejor dicho; en todas las cosas.
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