Si improbablemente llegara a vosotros este legajo,
si queréis conocer a los que habitaban el mundo, sabed que
lo real estaba oculto.
Hay un hombre atrapado en un quinto.
La mujer teme a las miradas,
como tantos que perdieron la belleza o nacieron sin ella
y se avergüenzan de sí mismos.
El dinero les encierra. Quiero decir, su ausencia.
La enfermedad les encadena.
Faltan las fuerzas,
han sido seriamente atacados por las demencias.
Duermen horas y horas.
Sus cuerpos se paralizan.
Allí están todos.
En sus cuartos.
Y el exterior se repuebla con millones.
Y ni siquiera se saludan.
Se desconocen, a veces se temen.
Y a pesar de todo, mantengo intactas mis esperanzas con los hombres.
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