Pablo es verde,
ensimismado,
amable.
Se asoma al balcón.
Desconoce el mundo.
Ni siquiera sabe del misterio de las bombillas
y de sus roscas,
y qué le importa.
Él escribe para el cosmos,
para el músculo, la risa,
con muchas faltas de ortografía.
Y qué le importa.
Él está vivo.
Ha salido el Sol.
Los viejos poetas han muerto
y ha nacido el poeta nuevo
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