martes, 7 de marzo de 2017

Ha desaparecido todo, menos el hambre

La temperatura es agradable,
no es preciso que estrangule
ni desuelle a uno de mis vecinos para cubrirme con sus pieles.

Pero tengo hambre.

Han desaparecido los puñales,
el uranio enriquecido,
las refinerías,
y el metraquilato,

pero el apetito continúa.

Voy al frigorífico,
pero la nevera ya no existe.

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