Olvidémosle.
No está.
Murió.
Vivió para nada.
Iba decir que al menos nos queda su obra,
pero es falso,
se vendió al peso, como papel.
Así que cuando desenvuelvas el pescado
o compres la prensa
o escribas desde un campo de refugiados tu historia,
en un rollo de papel higiénico,
habrá un poco de él.
Es lo que tiene el pasado,
que adopta múltiples formas.
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