Todavía no se ha iniciado la rueda del horror.
Imagino que todavía nos encontramos en estado de schock,
además de la suerte de vivir en un vergel,
ya sabes,
tan sólo hay que alargar la mano para alcanzar el fruto.
Que la naturaleza sea tan prolija, quizá haya evitado algunas muertes.
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