domingo, 26 de marzo de 2017

Fotografías con la mente

Ni idea qué edad tendría entonces,
ocho o nueve años, quizá.

Echaban en la tele una serie de un robot humanoide,
en horario infantil, 
que tenía memoria fotográfica.

Y yo hice algo parecido.

Comencé a fotografiar el mundo con la mirada
Era un experimento durante una mañana, clara.

Abrí y cerré los ojos como si de un obturador se tratara,
y funcionó.

Quedó grabado todo.

El coche,
la puerta,
el volante,
algún pequeño detalle:
la manivela que bajaba y subía la ventanilla.

Y desde entonces nada,

aunque me hubiera gustado
retratar con la mirada a mis amigos.
Decirles, "Espera, te voy a hacer una  foto con la mente",

y abrir y cerrar los ojos para sorpresa de todos.


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