A mis 48 años,
con la sensación de caminar siempre por una estrecha senda,
casi por el aire,
me pregunto,
a qué distancia está realmente el suelo,
qué ocurre si resbalo,
cuales serán las consecuencias si abandono a Moloch,
y qué me sucederá si me convierto en un trozo de arte
que respira y siente.
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