lunes, 17 de abril de 2017

En este mundo existen, también, las cosas buenas

La llegada de un mensajero con una misteriosa carta.

En este caso, la tradición ordena matarle
y quemar el correo,
no sea que anuncie el inicio de una guerra termonuclear. 

Pero yo amo a los mensajeros,
 ¿cómo iba a apuñalarle al pobre?

Me despedí con dos besos y abrí la carta,

de ella,

que me saluda desde lo lejos.


¿Y si fuera tan sólo ese gesto
lo que equilibra las fuerzas del universo?



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