sábado, 15 de abril de 2017

Reacciones del público ante la poesía de Pablo

 1.

En el origen de la creación,
el día en el que se abrieron las puertas del laboratorio
y Pablo entró en el mundo,

leyó su primer poema

como en una improvisada conferencia de prensa.

Los niños le querían,
y no había país en el mundo que no dispusiera al menos de un pablo.

Era una cuestión de Estado.


2.


Leer, lo que se dice leer, el publico no leía poemas,
pero al menos compraba sus libros.

Al principio,
durante la novedad,
antes que hubiese un millón de pablos, justos, ni uno más ni uno menos en el mundo,
gozó de cierto éxito.

Pins con su rostro en la solapa,
aviones recorriendo la playa con hermosos lemas a su espalda
lanzando pelotas hinchables con poemas escritos
como maná caído del cielo.

La poesía estaba de moda.


3.



Al publico le gustaba.

Iba a sus recitales, como a misa, a estadios de fútbol,
enormes,
después a pequeños bares.

A veces a diminutas plazas,
donde el poeta equilibrista
subido sobre las precarias cajas vacías de plástico del supermercado

 lanzaba al aire sus versos,
a 365 kilómetros por segundo,

pero tras los primeros metros veinte metros,
sus palabras caían al suelo.













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