Hay un misterio en torno a los propósitos.
A veces ocurre que al anunciarlos, se tornan reales,
otras, se desvanecen.
A veces creo que es mejor construir una figurilla de arcilla,
con las formas de tu cuerpo
y sus velas nocturnas,
otras,
entrar directamente en acción,
aunque sea sin aire,
con la voz quebrada,
y mis manos, torpemente, temblando,
dejándolo caer todo,
y temiendo
que un inesperado movimiento
se arruine el juego.
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